Existen diversas causas posibles de temblor:
El temblor fisiológico aparece en circunstancias concretas, como el estrés, la ansiedad, el cansancio, el consumo exagerado de café, etc. No tiene mayor importancia y sólo cuando es muy exagerado puede plantearse algún tratamiento puntual (antes por ejemplo, de un examen oral o de realizar una presentación en público).
El temblor esencial es un temblor de tipo postural, que afecta principalmente a las manos, a la cabeza y a la voz. Existe una fuerte predisposición familiar, y suele aumentar con la edad. Es muy variable en cuanto a su intensidad, y aunque casi nunca llega a ser incapacitante, puede dificultar la realización de tareas concretas, como escribir, firmar o usar los cubiertos. En estos casos puede ser necesario seguir un tratamiento farmacológico para evitarlo.
La enfermedad de Parkinson es un proceso degenerativo del sistema nervioso central, en el que típicamente se presenta temblor de reposo.
El hipertiroidismo se acompaña normalmente de temblor, sobre todo de tipo postural, y generalmente aparece junto a otros síntomas, como pérdida de peso, palpitaciones, sudoración excesiva, exoftalmos (ojos saltones), etc.
Diversas enfermedades degenerativas del sistema nervioso central, especialmente aquellas que afectan al cerebelo, producen temblor, por lo general de tipo intencional. El cerebro también resulta afectado por el consumo crónico de alcohol.
Finalmente, existe un amplio grupo de trastornos metábolicos (como la enfermedad de Wilson, un trastorno del metabolismo del cobre), fármacos y sustancias tóxicas que pueden ser responsables de la aparición de temblores de diverso tipo.
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