A partir del siglo IV a. C. la colonia pasa a control púnico y a finales del siglo II a. C. pasa a control del Imperio romano, en la provincia romana de la Hispania Ulterior. En Adra, la presencia romana se hace patente durante tres siglos, siendo el siglo I, el de mayor esplendor como Municipio Romano, acuñándose monedas propias en su ceca.
Ingentes restos arqueológicos, especialmente lápidas y estelas de habitantes de Abdela se hayan repartidas en museos arqueológicos y en colecciones privadas, ya que en los dos últimos siglos la expoliación de los yacimientos ha sido sistemática.
Abdera fue en época romana puerto de salida de minerales de las sierras próximas de Gador, maderas y salazones de pescado, entre ellas el Garum, pasta licuada, procedente de los restos de carnes y vísceras de pescados y mariscos, muy apreciada en tiempos de la dominación romana. El garum obtenido en Abdera, así como sus salazones, eran muy apreciados en todo el Imperio, tal y como menciona el historiador romano Plineo el Viejo en Naturalis Historia.
La mayoría de las fuentes bibliográficas más antiguas existentes sobre el municipio pertenecen a este período. Otros historiadores también mencionan la localidad en varias obras, como es el caso de Estrabón, que en el libro de su Geografía, habla del puerto de Abdera y de la existencia de otra ciudad llamada Odysseia, no en el lugar de la actual sino en la montaña, visible desde el mar y que exhibía un santuario dedicado a Atenea. No existe constancia de este santuario ni se han encontrado restos arqueológicos similares.
Tras una decadencia poblacional entre los años 23 a. C. y 25, se produce un momento de gran esplendor para la ciudad entorno al 175 y 225 d. C. A partir del siglo III, y coincidiendo con la crisis del Imperio romano, la ciudad entra en un período de paulatina decadencia que dura hasta el siglo IV d. C., en el que la ciudad casi ha menguado su actividad económica sustancialmente. Éste será el estado en el que la encuentren los bizantinos y visigodos en torno a los siglos VI y VII d. C.
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