Instalada primitivamente en la calle de San Ildefonso, formaba parte del desaparecido Colegio de Niñas Huérfanas y Doncellas Nobles fundado por don Luis Meléndez y su mujer doña Ana dl Castillo que dejaron el patronato a su sobrino el pintor Diego Valentín Díaz, quien se encargó de concluir las obras en 1653. Todo fue lamentablemente derribado y solamente se conservó la fachada de su iglesia, adosada hoy a un templo moderno en la calle Canterac. Su esquema, muy elegante corresponde al utilizado en otras ocasiones por Francisco de Praves inspirándose en modelos italianos.
En su interior se han colocado tres de los retablos que pintó Valentín Díaz. Los dos colaterales, como el mayor exclusivamente de pinturas, están dedicados a San Luis y a San Nicolás de Bari. El principal es un retablo fingido, interesantísimo por su complicada iconografía y su escenografíca solución arquitectónica. Dedicado a la Virgen Niña, una serie de alegorías y símbolos se agrupan para expresar la virginidad e importancia del nombre inmaculado de María Santísima, cuya titularidad ostenta el templo, siendo el primero que se dedicó en el obre católico.
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