La anemia no es propiamente una enfermedad ni debe utilizarse como término diagnóstico. Se trata de una manifestación de múltiples procesos y enfermedades, de muy diferente transcendencia. Vamos a enumerar los principales grupos en los que podemos dividir los diferentes tipos de anemia:
- Anemia posthemorrágica. Se produce como consecuencia de una pérdida masiva de sangre ocasionada por una hemorragia. Se trata de una situación de extrema urgencia, que se manifiesta habitualmente en forma de shock.
- Anemia ferropénica. Es la anemia más frecuente y se debe a una carencia de hierro. El hierro se ingiere a través de la alimentación y se absorbe en el primer segmento del intestino delgado. La carencia de hierro puede deberse a una ingesta insuficiente, a una malabsorción intestinal o a una pérdida isidiosa de sangre, lo que puede ocurrir en mujeres que presentan menstruaciones abundantes o en algunos procesos digestivos como la úlcera gastroduodenal o el cáncer de colon.
- Anemia por déficit de vitaminas. Se debe a una carencia de vitamina B12, de ácido fólico o de ambas. La vitamina B12 se encuentra únicamente en los alimentos de origen animal, como la carne, el pescado, los huevos y los productos lácteos. Su carencia puede ocurrir en sujetos que siguen un régimen vegetariano estricto o que presentan determinados problemas digestivos que tienen como consecuencia un déficit de su absorción. Las necesidades diarias de vitamina B12 son bajas, por lo que pueden pasar años hasta que aparezca la anemia.
El ácido fólico se encuentra principalmente en las frutas y verduras (aunque la cocción prolongada lo destruye) y, al igual que el hierro, se absorbe en la primera porción del intestino delgado. Su carencia puede deberse a una ingesta insuficiente o a una malabsorción intestinal.
- Anemias hemolíticas. Se deben a una destrucción acelerada de los glóbulos rojos, bien por un hiperesplenismo (aumento de tamaño del bazo, el órgano donde se destruyen los glóbulos rojos), por una causa autoinmune o por un defecto en la constitución de los glóbulos rojos que los hace más vulnerables, como sucede en ciertas anemias hereditarias (como la talasemia, la anemia falciforme y otras).
- Otras causas. Son muchos otros los procesos que pueden acompañarse también de anemia. Las leucemias, la disminución de la producción de glóbulos rojos por la médula ósea (hipoplasia medular), la insuficiencia renal o numerosas enfermedades crónicas de cualquier tipo.
- Anemias hemolíticas. Se deben a una destrucción acelerada de los glóbulos rojos, bien por un hiperesplenismo (aumento de tamaño del bazo, el órgano donde se destruyen los glóbulos rojos), por una causa autoinmune o por un defecto en la constitución de los glóbulos rojos que los hace más vulnerables, como sucede en ciertas anemias hereditarias (como la talasemia, la anemia falciforme y otras).
- Otras causas. Son muchos otros los procesos que pueden acompañarse también de anemia. Las leucemias, la disminución de la producción de glóbulos rojos por la médula ósea (hipoplasia medular), la insuficiencia renal o numerosas enfermedades crónicas de cualquier tipo.
Curiosidad: En contra de lo que popularmente se piensa, la palidez no es la principal manifestación de la anemia. Sólo en casos extremos se acompaña de palidez apreciable.
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