Así como en mi anterior columna alertaba de la posibilidad de caer en la "política de salón", en materia de discapacidad hoy me pongo en el otro lado, el del político. Y es que visto desde "el otro lado de la mesa" se ven cosas que antes ignorabas. Intentaré haceros partícipes de esta doble personalidad mía. Me explico.
Antes, como la mayoría de vosotras y vosotros solamente veía los grandes titulares, los grandes logros de la política y sus personajes más famosos o famosillos. Pero, os contaré un "secretillo", al igual que en la farándula no todas las estrellas que llenan estadios, ni los personajes "frikies" que van de plató en plató; en política, no toda la gente somos Zapateros, ni tampoco personajillos populistas como Miguel Angel Revilla y sus anchoas, ni gente que, (como algunos dirigentes del PP), estén en política "para forrarse" o para usar el poder en beneficio propio. Hay gente que trabajamos silenciosos, como hormiguitas.
Algo así me ocurre con las últimas victorias en Dependencia como la elevación de la cantidad recibida por las personas dependientes de Grado II. También me siento así con la campaña de firmas en apoyo a la Proposición de Ley en favor de las mejoras en la Ley de Dependencia que el PSCYL ha presentado en las Cortes de Castilla y León.
En definitiva. El trabajo es duro, hecho por personas normales y sin ninguna recompensa material, ni de influencia social, solamente la satisfacción de hacer política, simplemente política. Paso a paso.
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