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viernes, 10 de mayo de 2013

Sandra y Josefina, dos amigas con discapacidad que saben vivir dignamente

Ciudad Victoria, Tamaulipas.- Sandra Luz Ramos Maldonado y Josefina Flores Vázquez tienen años de ser amigas. Se conocieron en la escuela especial a donde asisten desde que eran niñas. Pasaron la adolescencia recorriendo el mismo camino a casa, y tener capacidades diferentes no les impide mostrar la fortaleza de que están hechas, porque ambas se ganan la vida vendiendo las manualidades que elaboran en el salón de clases.

Luego de ese largo trayecto de la escuela, donde aprender a leer le llevó a Sandra varios años por representar un ligero retraso, ahora se mueve como pez en el agua por las calles de Victoria, haciendo las compras y asistiendo al taller de corte y confección en el Centro de Atención Múltiple. Se hace entender entre la gente, conoce los números, sabe hacer sumas, pero lo más importante es que sabe vivir con su discapacidad.

Sandra es la guía de su amiga Josefina, es quien le señala el camino a seguir y le aconseja. A sus 38 y 30 años, respectivamente, su inocencia es la de unas niñas de primaria, sus risas inundan todo el ambiente.

"Vine a comprar las croquetas de mi perro, aprovechamos que no hace tanto frío para tomar las clases, hacemos manualidades. Una beca de 200 pesos por mes que me da la escuela me ayuda para comprar el material, después hago bingos para vender mi material; en navidad hicimos muchos trabajos, desde que era una niña voy a la escuela especial con mi mamá, ahora vengo con Josefina que es mi amiga".

Sandra depende económicamente de su hermano que tiene una pequeña tienda de abarrotes en la colonia Echeverría, su padre falleció y su madre ya es grande de edad y se queda en la casa a descansar. Nunca se casó porque en la escuela a donde asiste no le gustó nadie. "No están guapos", dice soltando una sonora carcajada, mientras su amiga la ve con mirada inquisidora que al final le hace confesar.

"Bueno, hace dos años si me enamoré, tuve un novio pero se fue al otro lado y nunca jamás volverá, o sea que me abandonó, me dejó y de ahí no me interesó tener novio. Me gustan algunos de la televisión, ese, el del PRI, Peña Nieto. Ahhh sí que es guapo, pero nunca ha venido a la escuela a visitarnos. Antes sí iban algunos del PRI a la escuela a saludarnos, a ver si un día viene él".

JOSEFINA SUEÑA CON UNA BECA

Josefina también asiste a la escuela especial desde que era una niña y es un ejemplo de perseverancia, le encanta su clase de manualidades. Logró aminorar un poco su problema de lenguaje, se hace entender muy bien, y lamenta no tener una beca mensual para la compra de sus materiales.

"Quizá a mi mamá se le olvidó tramitarla, yo no tengo la beca como Sandra, mi mamá vive de una pequeña pensión que dejó mi papá al morir. Todos estos años me he vestido con ropa que nos regalan ahí en la escuela, no gasto en ropa, las maestras nos dan, los trabajos que hacemos los vendemos en un bingo, yo vivo en La Compuerta, en la manzana 26 allá por Tamatán".

Con la credencial de estudiantes pagan menos en el microbús y se comportan como niñas que se hicieron la pinta para comprar la comida del perro. Llegarán a casa al atardecer, pero eso no importa porque estas dos mujeres aprendieron a valerse por sí mismas a pesar de sus limitaciones físicas, y poseen una perseverancia digna de imitar.

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