El eje central sobre el que se organizó la vida comercial y municipal de la ciudad se inició a perfilar a mediados del siglo XIII cuando el trato de mercaderías se desplazó desde la antigua Plaza de Santa María (actual Plaza de la Universidad) a la denominada Plaza del Mercado que desde comienzos del siglo XVI se llama Plaza Mayor. En torno al perímetro comercial fueron agrupándose los distintos gremios locales que configuraron un amplio espacio urbano -no localizado exclusivamente en la Plaza- que a raíz del incendio que sufrió en 1461 esta zona de la entonces villa, debió de adquirir visos de cierta regularidad. Algunas casas se levantaban sobre soportales de postes de madera pero carecía de unidad en altura y forma. El monasterio de San Francisco, situada su entrada por el actual Teatro Zorrilla, constituyó hasta 1499 el edificio más importante, pero a partir de este último año, gracias a una Ordenanza dictada por los Reyes Católicos, la Casa del Municipio presidiría la vida urbana desde el recinto de su Plaza Mayor.
El 21 de septiembre de 1561 se produjo un pavoroso incendio que destruyó gran parte de la zona comercial vallisoletana, afectando gravemente a las edificaciones de la Plaza. Con tal motivo el trazador Francisco de Salamanca proyectó la reforma del centro urbano, de acuerdo con un diseño unitario y regularizador. Se sospecha que los planos fueron informados favorablemente por Juan Bautista de Toledo, primer arquitecto de Felipe II que siguió de cerca la marcha de las obras de reforma. Además de la Plaza Mayor se beneficiaron de tan importante cambio urbanístico las calles denominadas Platerías, Cebadería, Especería, Ferrari, Corrillo y las plazas del Ochavo -por su forma octogonal- y Fuente Dorada. TOdas se trazaron a cordel, produciéndose una regularidad absoluta en el plano, consiguiéndose tambien que la uniformidad afectase igualmente a los alzados.
La plaza propiamente dicha tiene planta rectangular, encontrándose enteramente porticada. Sus soportales se organizan mediante columnas o pilares cuadrados, de piedra granítica que soportan sobre sus capiteles dóricos, grandes zapatas, prolongándose este esquema por sus inmediaciones: Ferrari, Fuente Dorada, etc. La Plaza vallisoletana es de tipo abierto, es decir, las calles desembocan a su espacio centran sin ningún obstaculo ni pantalla. Primitivamente sus viviendas tuvieron una altura de tres pisos y sus vanos, que fueron modificados con el paso del tiempo, mantuvieron la unidad de sus balcones corridos. A comienzos del siglo XIX se colocaron sobre sus tejados buhardillas y a mediados del siglo se iniciaron reformas substanciosas que alteraron definitivamente la identidad de los alzados de la Plaza.
La plaza propiamente dicha tiene planta rectangular, encontrándose enteramente porticada. Sus soportales se organizan mediante columnas o pilares cuadrados, de piedra granítica que soportan sobre sus capiteles dóricos, grandes zapatas, prolongándose este esquema por sus inmediaciones: Ferrari, Fuente Dorada, etc. La Plaza vallisoletana es de tipo abierto, es decir, las calles desembocan a su espacio centran sin ningún obstaculo ni pantalla. Primitivamente sus viviendas tuvieron una altura de tres pisos y sus vanos, que fueron modificados con el paso del tiempo, mantuvieron la unidad de sus balcones corridos. A comienzos del siglo XIX se colocaron sobre sus tejados buhardillas y a mediados del siglo se iniciaron reformas substanciosas que alteraron definitivamente la identidad de los alzados de la Plaza.
Modelo para muchas plazas mayores españoles e hispanoamericanas, la Plaza Mayor de Valladolid surgió principalmente en función de unas necesidades mercantiles, pero a la par que esta misión comercial llevó aparejada, desde los primeros momentos de su existencia, funciones puramente recreativas. Lugar por excelencia para reunión del pueblo y acondicionada, por sus soportales, para que éste se resguarde de la lluvia y el sol, su gran espacio abierto permitió la celebración, con comodidad, de todo tipo de festejos, desde proclamaciones hasta corridas de toros, torneos, ceremonias religiosas, pasando por los severos Autos de Fe y aunque lamentablemente su fisonomía ha cambiado continúa siendo el eje y centro de la vida ciudadana y manteniendo con pleno vigor sus funciones.
No hay comentarios:
Publicar un comentario