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miércoles, 19 de marzo de 2014

El zinc y la acrodermatitis enteropática

El zinc es un nutriente de gran importancia fisiológica debido a las diversas funciones que cumple en el metabolismo del cuerpo. Estas funciones se pueden describir en 3 grupos: función catalítica, función estructural y función regulatoria.

Como función catalítica, el zinc es componente esencial del sitio catalítico de muchas metaloenzimas, como la anhidrasa carbónica (indispensable para el metabolismo del dióxido de carbono en las células), la fosfatasa alcalina, RNA polimerasas y la alcohol deshidrogenasa. En cuanto a la función estructural, es un factor importante en la estructura de proteínas reguladoras de genes, ayudando al plegamiento adecuado de las mismas; estas proteínas regulatorias son importantes en la formación y mantenimiento de todos los tejidos, incluyendo la piel. Como función regulatoria, interfiere en diversos procesos celulares de gran importancia.

Concorde a su amplia función fisiológica, el zinc es altamente regulado mediante una familia de transportadores implicados en la homeostasis de éste. El intestino delgado (específicamente duodeno y yeyuno) parece ser el sitio principal donde ocurre esta homeostasis, ya que posee el transportador Zip4 que responde a la ingesta de zinc, por tanto, cuando es bajo el consumo de zinc incrementa la absorción intestinal y disminuye la pérdida intestinal de este nutriente.


En la acrodermatitis enteropática el gen SLC39A4 que codifica para el receptor Zip4 es defectuoso, originando un receptor no funcional, lo que implica una deficiencia en la absorción del zinc, y consecuentemente los niveles de este nutriente en sangre disminuirán, afectando también las diversas funciones fisiológicas en las que se encuentra implicado.

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