Pedro Mártir de Anglería, cronista de los Reyes Católicos, en su carta al cardenal Arembolo de Milán relata cómo en su viaje con los Reyes hacia Almería, reciben la noticia de que Abrucena y otros pueblos de la zona se han entregado a los Reyes cristianos:
Arregladas las cosas de Baza el 7 de diciembre [...] se nos anunció que las poblaciones de Abla, Calahorra, Fiñana, Gergal y Laurucena, cada una con sus pueblecitos vecinos, situados en los límites del Campo de Guadix, por persuasión del Virrey, a quien todo aquella región admirablemente obedecía, por medio del Conde de las Tendillas se había entregado al Rey; en la misma hora, desde Guadix, envia el Zagal al Rey un egregario caballero que le anuncia que el Rey vencido entrega al Rey vencedor.
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