Establecida primeramente en la parroquia de Santiago la Congregación de Sacerdotes, se trasladó en 1659 a una capilla situada en la calle de Teresa Gil colocándose balo la advocación de San Felipe Neri. La primera piedra del templo actual se puso en 1675 y las obras estuvieron a cargo del maestro Antonio de la Iglesia. Su estructura y decoración, tanto en su fachada como en su interior, se acomodan a los principios contrarreformistas. Consta de una nave, con capillas laterales entre contrafuertes y cúpula ciega sobre el crucero. Las bóvedas se decoran con yeserías en las que se ha incorporado algunos temas pictóricos. La fachada, según modelo utilizado en otras ocasiones en la ciudad, muestra la típica alternativa de ladrillo visto y mampostería, acentuándose con tan modestos materiales la severidad de su composición, todavia herreriana.
Su interior, por lo que respecta a su decoración no se ha alterado. El retablo mayor, los colaterales y los de las distintas advocaciones que se conservan en las capillas, fueron realizados por el ensamblador Francisco Billota, acusándose en sus diseños cambios de estilo. El mayor lo talló en 1689 encargándose Manuel de Estrada de su dorado al siguiente año. La batería de retablos de las capillas se efectuó en 1719 siendo su autor el mismo ensamblador y originales de Pedro de Avila las esculturas de la Inmaculada y el Cristo del Olvido, además de una Magdalena y un San Antonio de Padua, ahora en el Museo Diocesano. Años atrás, su padre Juan de Avila había hecho los relieves -Calvario y Sato. titular- del retablo mayor, y en 1961 las esculturas y relieves de los retablos colaterales. Sobre las capillas, cerradas por sencillas rejas rematadas por barrocas cresterías doradas, y en los muros del crucero, cuelga un Apostolado de pintura, de mediados del siglo XVII, y en la sacristía se conservan lienzos del taller de Deigo Valentín Díaz y alguno del también vallisoletano Amaro Alonso.
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