Caída del cabello. Sus causas.

Hay muchas causas de caída temporal del cabello: el embarazo, las alteraciones hormonales (como el hipotiroidismo), la malnutrición (en especial, las deficiencias vitamínicas), el estrés, determinados tratamientos quimioterápicos usados contra el cáncer, las infecciones del cuero cabelludo por hongos, etc. En general, cualquier enfermedad grave produce un debilitamiento del cabello.

Un caso especial es la alopecia "areata", proceso de causa desconocida durante el cual aparecen una serie de calvas diseminadas, de forma circular y varios centímetros de diámetro. Puede convertirse en alopecia total, incluso con pérdida de vello corporal. Se sospecha que tiene una base autoinmune, aunque el estrés y los factores hereditarios parecen jugar un papel importante. En la gran mayoría de los casos se produce la recuperación total pasados unos meses sin ningún tratamiento.

Por lo que se refiere a la pérdida permanente del cabello, en los varones se observa un patrón clásico (la alopecia "androgénica") consistente en una pérdida de cabello que se inicia en las sienes y la frente (las conocidas entradas) para continuar en la coronilla. Ambas áreas acaban por confluir y, finalmente, sólo queda cabello en los laterales de la cabeza y junto a la nuca.

La alopecia androgénica está en buena parte determinada por la genética. También hay una indudable influencia hormonal: los andrógenos estimulan el crecimiento de la barba y del vello corporal y aceleran la caída del cabello. Aunque no existen reglas fijas, por lo general, si la calvicie empieza poco después de la pubertad, es de esperar que se produzca una calvicie total. Si el cabello se reduce de forma perceptible en torno a los cuarenta o cincuenta años, la caída del cabello será probablemente más progresiva y menos notoria.

En el caso de las mujeres, la calvicie es menos frecuente y, sobre todo, menos evidente, ya que la pérdida de cabello se produce de forma menos pronunciada y más uniforme. Suele presentarse pasados los 50 años de edad, probablemente debido al nuevo balance hormonal que se establece en la mujer tras la menopausia, y pocas veces es preocupante.