No puedo identificar el momento preciso en el que todo empezó, simplemente de un momento para otro me di cuenta que desde hacía tiempo Martin ya no era tan atento conmigo, cada día se ampliaba más y más la frecuencia de sus regalos y demás atenciones, no reía tanto como antes y comenzó a estar irritable. No obstante, nuestros tres años que hasta entonces llevamos de relación fueron tan hermosos que no estaría dispuesta a perder este maravilloso hombre por un cambio temperamental.
Además se estaba preparando para entrar a la armada, y asumí que los grandes esfuerzos por lograr esa meta era lo que lo tenían así.
Pero a pesar de todo la situación cada día iba de mal en peor, rápidamente me di cuenta que era yo la que tenía que buscarlo, estaba ya tan irritable que ya me comenzaba a inspirar miedo contrariar alguna idea con él, discutíamos por cualquier cosa y hasta se atoraba con sus palabras en sus intentos por argumentar sus justificaciones, yo no podía hacer más que llorar en silencio.
Cierto día mi madre, quien ya se había percatado lejanamente de dichos cambios, aunque no con la gravedad real de la situación, me dijo que aquello era la tendencia natural de los hombres que suelen enrolarse en algún cuerpo del orden, y me exhorto tener cuidado pues mis ya conocidas metas de matrimonio tenían que estar sementadas en el hombre que viviría para siempre y no en un noviazgo dulce que duro tres años.
Yo amaba a Martin con todas las fuerzas de mi alma, incluso llegue a considerar como oasis en nuestra relación los pocos y cortos momentos en los que solía ser igual a como era antes, solía llorar cuando aquello sucedía y el tiernamente me pedía que lo perdonara y que todo volvería a ser como antes.
Todo estalló cuando no pudo ingresar a la armada, erró toda la prueba física y los resultados de su aptitud académica resultaron deficientes en comparación con los que había demostrado anteriormente. Todo se hizo insostenible el día que, en uno de mis intentos por consolarlo, me empujo de su lado con un golpe.
Me aislé totalmente de él, nada era justificación para que reaccionase así con las personas que más amaba, lo desconocía. Torpemente creí que la distancia le haría valorar todo lo que estaba destruyendo. Pronto esos días se convirtieron en semanas, y prácticamente di por terminada toda relación con él. Yo, obviamente, estaba aniquilada.
Todo cambió cuando faltando poco para cumplir un mes sin verlo la madre de Martin me llamó para citarme de urgencia en su casa. Al acudir me mencionó que Martin estaba hospitalizado, al parecer todo el cambio que había efectuado eran síntomas de un problema mental que estaba desarrollando, no obstante la situación requería estudios más avanzados puesto que querían descartar que sus supuestos males mentales, los cuales habían causado aquel drástico cambio de comportamiento, no tenían nada que ver con su déficit motriz que también estaba padeciendo. Por el momento, tomaba medicación para estabilizarlo emocionalmente.
Cuando entré vi a Martin pálido, sumamente delgado y con los ojos hinchados, no obstante me miró con aquellos ojos tiernos con los que solía mirarme. Corrí, lo abracé y lloramos juntos.
Mientras nos abrazábamos note un leve temblor en sus brazos, fingí no percatarme, cogí sus manos y comencé a besarlas. Fue para mi un gran consuelo saber, que aquel joven de ensueño que había conocido, había cambiado debido a una enfermedad.
A los pocos días llamaron a la madre de Martin y la sometieron a diversos exámenes, entre los que según le explicaron, destacaba un diagnóstico molecular, pronto se hizo lo mismo con el resto de su familia. La razón de aquellos procedimientos fue de lo más nefastas, y pronto se nos fueron comunicadas.
- Señora, su hijo padece una extraña enfermedad llamada Corea de Huntington. Los síntomas en el carácter y en la capacidad motriz de su hijo son producidos debido a los daños cerebrales originados por el defecto de un cromosoma en especial.
Lamentablemente esta enfermedad no tiene cura y es progresiva, sin embargo existe medicación y tratamientos que detienen el empeoramiento de la enfermedad.
Al inicio no comprendíamos la magnitud de lo explicado, pero a medida que salíamos de nuestro estupor formulábamos preguntas que nos ampliaban el panorama sobre este diagnóstico.
- Sin un tratamiento adecuado, los síntomas de su hijo empeoraran hasta que sus funciones vitales se vean comprometidas, allí la importancia para que la vida de su hijo y la de ustedes sea lo más normal posible, sin embargo el progreso, aunque lento por el tratamiento, no se puede detener. Por otro lado, la enfermedad es hereditaria, es decir, usted o su esposo tuvieron que transmitirle el gen defectuoso a sus hijos, solo el 10% de los casos en el mundo la han desarrollado sin un historial genético, y por lo visto este es uno de los casos, pues no hemos encontrado indicios que usted o el resto de personas de su familia la padezcan. Aun así continuaremos con las evaluaciones.
Han pasado ya 5 meses desde aquel diagnóstico, Martin está en casa y por lo pronto todo está normal, su carácter es fuerte pero la medicación y sobre todo nuestras ganas de saberlo sobrellevar manejan la situación. El temblor de sus brazos es casi inadvertido pero ya está empezando a mostrar dificultades para articular las palabras.
Siempre dije que él me había dado los años de noviazgo más hermosos que toda chica quiere tener, pero no supe si él consideraba mi relación hacia él de ninguna manera. Por lo menos desde ahora estoy dedicándome a darle los mejores años que en su vida pueda tener. Lo amo con todo mi corazón.
No hay comentarios:
Publicar un comentario