En los niños mayores se procede de forma similar a los adultos, aunque dado el riesgo de producir daños en los órganos abdominales, se recomienda ejercer la presión ligeramente por encima de la punta inferior del esternón. Si el niño está inconsciente, se tumba boca arriba, al igual que se hace con un adulto, ejerciendo presión con la palma de la mano, también por encima de la punta inferior del esternón.
En el caso especial de los recién nacidos y bebés, la maniobra cambia absolutamente. Coloque el niño boca abajo, apoyando su cuerpo sobre el antebrazo y con la cabeza ligeramente por debajo, sujetada con la mano. Con la otra mano, golpee su espalda. Si la maniobra no es efectiva, inténtelo dándole la vuelta y presionando sobre el esternón. Sea muy cuidadoso, pues el riesgo de producirle lesiones es alto.
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