Los accidentes cerebrovasculares ocurren cuando una parte del cerebro sufre una isquemia (ausencia de riego sanguíneo) lo suficientemente prolongada como para producir la muerte de las neuronas. Generalmente se produce como consecuencia de la oclusión de una arteria debido a la formación de un coágulo de sangre (trombosis). Suele ocurrir en arterias afectadas por arteriosclerosis.
Otra causa de oclusión de las arterias cerebrales es la impactación de un coágulo de sangre procedente del corazón o de otra parte del cuerpo (embolia). Ocurre sobre todo en enfermos que sufren dilatación de las cavidades carciacas o arritmias, como la fibrilación auricular crónica. En un cierto porcentaje de casos, sin embargo, el accidente cerebrovascular no se debe propiamente a la oclusión de un vaso sanguíneo, sino a su rotura, lo que produce una hemorragia cerebral, más frecuente en pacientes hipertensos.
Los síntomas dependen del área concreta que sufre la isquemia. Así, por ejemplo, un accidente cerebrovascular en la zona motora del hemisferio cerebral derecho producirá una pñerdida de fuerza en la parte izquierda del cuerpo y, según la extensión, la pérdida de fuerza afectará sólo a la mano, a todo el brazo, al brazo y a la pierna; si se produce en la zona cerebral que controla el lenguaje causará dificultad para hablar, y así con el resto de las zonas del cerebro. Otros síntomas puden ser: pérdida de visión en una parte del campo visual, dificultad para tragar, visión doble, desviación de los ojos, disminución del nivel de conciencia, etc.
A diferencia de otros procesos neurológicos con síntomas parecidos, como los tumores cerebrales, en los accidentes cerebrovasculares se instauran bruscamente, en segunos o poco minutos. En algunos casos, los accidentes cerebrovasculares se preceden de síntomas similares, pero que duran pocos minutos: son los llamados accidentes isquémicos transitorios o AIT. Es importante reconocerlos para iniciar un tratamiento que impida, o al menos reduzca, el riesgo de sufir un accidente cerebrovascular establecido.
Las neuronas de las zonas del cerebro más directamente afectadas por la isquemia mueren, y actualmente no existe la posibilidad de regenerarlas. Sin embargo, entre la zona afectada de forma irreversible y la zona sana existe una área "de penumbra", en la que las neuronas son recuperables si las medidas que se aplican durante las primeras horas son las adecuadas. De ahí la importancia de acudir cuanto antes a un hospital.
En cuanto al tratamiento, en las primeras horas es importante controlar factores como el grado de hidratación, los niveles de glucosa, la oxigenación o la temperatura corporal. Un TAC (o escaner) permitirá disntinguir los accidentes cerebrovasculares trombóticos o embólicos de los hemorrágicos. En casos muy concretos el tratamiento es intentar disolver el trombo.
Sólo al cabo de unos días podrá determinarse con certeza cuáles son las posibles secuelas neurológicas. Una vez pasada la fase aguda, es importante que el paciente siga un adecuado programa de rehabilitación.
Aquellas personas que sufren arteriosclerosis importante o determinados probelmas cardiacos deben seguir un tratamiento preventivo con medicamentos que fluidifican la sangre para reducir el riesgo de trombosis o embolias: en la mayoría de los casos se usan medicamentos con ácido acetilsalicílico o similares, aunque a veces es necesario usar anticoagulantes.
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