Tiene su origen este convento de religiosas de Tercera Orden de San Francisco en el beaterio que estableció doña Juana de Hermosilla en 1472 y que fue autorizado doce años más tarde por Inocencio VIII aunque no se constituyó en clausura hasta 1630. La iglesia, de una sola nave y cubierta con bóvedas de crucería estrelladas, se realizó a partir de 1506 por el arquitecto palentino Gaspar de Solórzano que no la había concluido aún en 1513. El convento se organiza en torno a un claustro, de dos cuerpos, levantado al mismo tiempo que el templo y relacionable con el que posee el antiguo monasterio de Comendadoras de Santa Cruz por los hermosos calados de sus antepechos.
El retablo mayor fue ensamblado en 1613 por Francisco Velázquez y las esculturas y relieves son originales del segoviano Juan de Imberto, a excepción del grupo central alusivo a Santa Isabel haciendo caridad que se encomendó en 1621 a Gregorio Fernández. Las esculturas de los Arcángeles colocados en el presbiterio son también de Imberto. El diseño y talla del pequeño retablo situado en el lado del evangelio correspodió a Juan de Juni quien también hizo la patética figura de San Francisco. En clausura se guarda otra otra escultura del mismo santo realizada igualmente por Juni, pudiéndose señalar asimismo la gran calidad de la azulejería que decora una capilla interior que fue obra de J. Loaisa a comienzos del siglo XVII.
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