En el reinado de Felipe IV la betat Marina de Escobar fundó un convento en el palacio que el cantero Juan de Lastra Había construido en 1568 para el licenciado Bultrón, cuya estructura conservó intacta. La iglesia que se edificó en 1637 dejó espacio a otra más capaz y hermosa construida entre los años 1690-1701. Su proporcionada fachada, muy similar a la de la iglesia de San Felipe Neri, organiza sus dos cuerpos, flanqueados por torres espadañas, mediante pilastras toscanas. Sobre la hornacina de la puerta aparece una modesta escultura de la Asunción, obra de la monja Teresa del Niño Jesús. El interior consta de una nave cubierta con bóveda de cañón y cúpula no trasdosada, sobre el crucero, que se decoran con yeserías de cintas de sección abultada y formas qubradas.
El retablo mayor, de orden solomónico como los colaterales, debió de realizarse a comienzos del siglo XVIII por el ensamblador Francisco de Billota, que encargaría las esculturas -Asunción, Sta. Brígida, Sta. Catalina y el Calvario- al escultor Juan de Avila. En el retablo del evangelio, el grupo de San Joaquín, Sta. Ana y la Virgen se relaciona con su estilo, mientras que la escultura de Sta. Gertrudis está emparentada con la obra de Felipe Espinabete.
Al trasladarse las religiosas a su nuevo convento (Ctra. de León), parte de la decoración escultórica ha sido removida de su emplazamiento original.
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