La intervención quirúrgica más practicada hoy día consiste en realizar una pequeña incisión en el ojo a través de la cual se extrae el cristalino. Generalmente se realiza con anestesia local (mediante la instalación de gotas anestésicas o mediante inyección), aunque en algunos casos debe recurrirse a anestesia general (niños, pacientes muy nerviosos, etc.).
La cirugia intracapsular, que consiste en extraer el cristalino por completo (Cápsula incluida) prácticamente no se realiza hoy día.
En la actualidad, una vez extraído el cristalino, se suele implantar una lente intraocular sintética que lo sustituye. La potencia de este cristalino artificial se calcula para que tras la operación sea necesaria la menor corrección posible, pero esta lente carece de la capacidad de adaptarse en función de la distancia del objeto observado para así ajustar el enfoque, por lo que la visión no siempre será nítida. Tras la operación, por lo tanto, suelen necesitarse gafas o lentes de contacto, pero no tan gruesos como los que se necesitan si no se implanta una lente intraocular.
Los cuidados postoperatorios trans una intervención de cataratas son relativamente sencillos: durante un tiempo deberá evitar en lo posible manipular, restregar o frotar el ojo; es conveniente utilizar un protector durante el sueño para evitar que lo hagamos involuntariamente; también es aconsejable no levantar pesos y evitar esfuerzos o movimientos bruscos. Con frecuencia deberá seguirse un tratamiento con colirios durante unos días.
Como en toda intervención quirúrgica, existe una pequeña posibilidad de complicaciones o efectos secundarios. Pero hoy día, si la intervención de cataratas está correctamente indicada, se considera un procedimiento seguro y en la mayor parte de los casos exítoso.
No hay comentarios:
Publicar un comentario