En caso de ingestión accidental de un agente cáustico nunca debe provocarse el vómito ya que éste, al salir del estómago, quemaría de nuevo el esófago, la garganta y la boca, agravando todavía más las lesiones. Tampoco es conveniente dar un agente "neutralizante" pues podría generar una reacción química peligrosa. Lo que puede hacerse, y sólo en caso de que la persona esté consciente y sea capaz de tragar, es darle agua para diluir el cáustico en la medida de lo posible, a pequeños sorbitos y en cantidad moderada (para no inducir el vómito).
Por supuesto, debe acudirse urgentemente a un centro hospitalario. Es importante conocer cuál ha sido exactamente el agente ingerido y, si es posible, la cantidad y tiempo transcurrido.
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