Hay una serie de medidas generales a tener en cuenta en todos los casos, como evitar a toda costa el estreñimiento (una alimentación rica en fibra y abundantes líquidos es fundamental para conseguirlo), reducir el exceso de peso y procurar no permanecer sentado demasiado tiempo. No reprima el reflejo de la defecación: cuando sienta ganas, vaya inmediatamente al baño.
Para reducir los síntomas asociados a las hemorroides, es conveniente guardar una higiene extrema. Después de defecar, procurar lavarse siempre la zona con agua tibia y secarse con una toalla mediante pequeños golpecitos. No se recomienda usar el papel higiénico convencional, especialmente si se presentan hemorroides externas. El uso de toallitas húmedas especiales para personas con hemorroides puede ser útil, pero sólo cuando esté fuera de casa y el lavado no sea posible.
Los baños de asiento con agua tibia y la aplicación de frío (directamente con agua fría o con una toalla empapada) pueden aliviar el dolor. Existen, además, una serie de medicamentos antihemorroidales de uso tópico que, aunque no curan las hemorroides, pueden aliviar sus síntomas.
Si todas las medidas expuestas resultan insuficientes, puede ser necesario someterse a una operación quirúrgica para eliminar las hemorroides. Existen diversas técnicas, como el tratamiento esclerosante o escleroterapia (que consiste en la inyección de una sustancia que impide la circulación de la sangre a través de las venas dilatadas), la crioterapia (utilización de frío), la ligadura elástica, la cirugía mediante láser o la extirpación de las hemorroides mediante cirugía convencional. La elección de la técnica más adecuada depende de cada caso.
En España tenga en cuenta que muchos medicamentos antihemorroidales han sido expresamente excluidos de la financiación por el Sistema Nacional de Salud. Consúltelo con su médico o farmacéutico.
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