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jueves, 12 de abril de 2012

La anorexia nerviosa

"Anorexia nerviosa" es un calificativo engañoso, puesto que los enfermos que padecen este trastorno de la conducta alimentaria no sufren realmente inapetencia, sino que reprimen su apetito. Se trata de personas que experimentan una necesidad irrefenable de perder peso aunque ello suponga poner en riesgo sus vidas.

Aunque la causa última no se conoce con exactitud, son varios los motivos que explican el hecho de que cada vez más personas sufran este trastorno. Los hábitos alimentarios tradicionales están desapareciendo. Los padres controlan menos el comportamiento alimentario de los niños. La moda y la publicidad ejercen su presión social... También interviene el tipo de personalidad. Las personas anoréxicas suelen ser perfeccionistas, brillantes académicamente e inteligentes, pero con un serio problema de autoestima: dan una extrema importancia a lo que los demás piensan de ellas. Por último, también parece existir una cierta predisposición genética.

La persona anoréxica como cada vez menos cantidad y tiene una alimentación cada vez más pobre, basada casi exclusivamente en frutas y verduras. Se distorsiona la percepción de la propia silueta y, aunque el peso baja por debajo de lo normal, la persona anoréxica se sigue viendo "gorda y despreciable". Tiende a reducir los contactos sociales hasta entrar en un estado de aislamiento. Pueden también mostrarse agresiva y con una hiperactividad exagerada. Tras un cierto tiempo, muchas personas anoréxicas se sienten deprimidas. Pueden sufrir accesos de bulimia durante los episodios de depresión.

El alto riesgo de complicaciones físicas es consecuencia directa de la falta de aporte nutricional y del bajo peso corporal. El organismo no recibe el aporte necesario y acude a la masa muscular para mantener las funciones vitales. Se produce un déficit de vitaminas que acarrea la caída del cabello, descamación de la piel, uñas frágiles, anemia, etc. El bajo peso corporal conlleva tambien un importante desequilibrio hormonal: la menstruación, por ejemplo, desaparece. Si la situación persiste, pueden llegar a producirse trastornos del ritmo cardiaco provocados por una alteración del equilibrio hidroelectrlítico (el equilibrio entre el agua y los iones de nuestro cuerpo). Cuando la pérdida de peso es muy acentuada, el riesgo de muerte es considerable.

Existen diversos grados de anorexia. Conviene detectarlos y tomar en serio todas sus formas. La anorexia nerviosa requiere un tratamiento psiquiátrico intensivo. Cuando sea posible, debe hacerse por unidades especializadas en transtornos de la conducta alimentaria. En los casos graves, puede ser necesaria la hospitalización. En cualquier caso, resulta muy difícil motivar a las personas anoréxicas para ganar peso. Tienen que volver a aprender a comer y, sobre todo, recuperar su autoestima. Muchas personas anoréxicas vuelven a recaer: por eso resulta indispensable un seguimiento intensivo después del tratamiento.

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