La ronquera es, con frecuencia, la consecuencia de un abuso o de un mal uso de la voz. Ocurre cuando se fuerza la voz en un bar o en una discoteca, por ejemplo, o cuando se gruita mucho (algo frecuente en niños). Si el abuso de la voz se hace crónico, como sucede a profesores o a cantantes, puede dar lugar a la formación de pólipos o nódulos en las cuerdas vocales. En estos casos conviene realizar una biopsia para comprobar que no se trata de un cáncer de laringe. Asimismo, la irritación de las cuerdas se ve favorecida por el tabaco, la exposición a determinados gases o vapores, al uso de aerosoles o por determinadas alergias.
La parálisis de una cuerda vocal es otra posible causa de ronquera. Esta circunstancia puede ser consecuencia de diversos procesos, algunos de ellos graves, que afecten a los centros nerviosos que controlan el movimiento de las cuerdas (como tumores cerebrales o accidentes cerebrovasculares), o a los nervios que los conectan, como tumores del cuello o pulmonares.
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