Fundado por la reina doña Margarita de Austria durante la estancia de la Corte en Valladolid en los primeros años del siglo XVII y destinado a monjas franciscanas descalzas, las obras debieron de concluirse en 1616 habiendo seguido Diego de Praves las trazas dadas por Francisco de Mora. Su iglesia que presenta una elegante portada en la que figura una buena escultura de la Inmaculada, es de una sola nave, cubierta con bóveda de cañón con lunetos y cúpula sobre el crucero.
Su retablo mayor, clasicista, lo estaba realizando en 1612 Juan de Muniátegui. Destinado a contener pinturas en sus tres primeros cuerpos, el ático cobija un grupo del Calvario flanqueado por San Francisco y otro Santo de la misma Orden, originales de Gregorio Fernandez. Los lienzos del retablo tienen una historia azarosa; algunos -Abrazo en la puerta dorada, Nacimiento de la Virgen, Presentación, Ascensión del Señor y Coronoación de la Virgen- los encargó la reina a Italia con destino al convento madrileño de la Encarnación, pero al maltratarse en el viaje, el pintor Santiago Morán fue encargado de copiarlos. Los restantes -Anunciación, Adoración y Huida a Egipto- son obras probablemente florentinas y muy bellas.
Los retablos el crucero tienen pinturas que representan a Sta. Clara y San Francisco, firmadas por el florentino Arsenio Mascagni en 1610, siendo sus respectivos áticos originales de Santiago Morán. El retablo de la Inmaculada se estaba haciendo en 1693 y su titular debe de corresponder a Alonso de Rozas, mientras que el Cristo que preside el retablo frontero, es obra del último cuarto del siglo XVI dentro del estilo de Francisco de la Maza
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