El templo neogótico que construyó Jerónmo Ortiz de Urbina a fines del siglo XIX fue sustituido en 1973 por otro levantado por los arquitectos Alonso Lomas y Gutiérrez Gallego, cuya planta, semicircular, representa el esquema más orginal realizado en los últimos años dentro de la arquitectura religiosa de la ciudad.
La estatua del Sagrado Corazón, hierática y monumental es original de José Luis Sánchez, pero sin duda la pieza más hermosa del templo es la deliciosa Inmaculada de Pedro de Sierra, cumbre de nuestro rococó, depositada por el Museo Nacional de Escultura.
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