Convertida la antigua ermita en parroquia en 1527 se procede a su reedificación aunque la cabecera y dos de las capillas del templo se levantarion a fines del siglo XVI y comienzos del siglo XVII. La capilla de los Maldonado en el crucero se realizó en 1631 según traza de Franciso de Praves. El resto del templo, incluida su portada y la parte superior de la torre se edificó en 1776 siguiéndose planos del neoclásico Pedro González Ortiz que respetó la unidad del conjunto.
En las nuevas capillas, las más modernas, construidas y decoradas gracias a la generosidad del franciscano Fr. Manuel de la Vega y Calvo, se diponen cuatro retablos rococós en los que sobresalen escultura de San Antonio de Padua y San Francisco asignables a Juan Pascual de Mena, y un Calvario realizado por Gregorio Fernández. En la capilla del crucero las pinturas son originales de Diego Valentín Díaz, mientras que las esculturas a excepción del Crucifijo del retablo obra de Pedro de la Cuadra y procedente de La Cistérniga, son obras del vallisoletano Francisco Alonso de los Ríos. El retablo mayor fue ensamblado en 1740 por Pedro de Correas y tal vez sea el más exuberante de los barrocos de la ciudad. En el colateral de la epístola se conserva una cabeza de San Juan Bautista firmada por Felipe Espinabete en 1773 y un San Sebastián, de Alejo de Vahía, en el retablo del brazo sur del crucero.
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