La iglesia es lo único sobsistente del antiguo convento de carmelitas descalzos, que estuvo dedicado a la Virgen del Consuelo y cuyo clautro, dependencias y huertas fueron ocupados a partir de 1840 por el Cementerio Municipal. Fue construida por Diego de Praves en la última década del siglo XVI y su hijo Francisco tuvo participación en la obra de alguna capilla de su interior, encargándose también, en 1617, de trazar la portada del templo. Consta de una nave, cubierta de bóveda de cañón con lunetos, decorada con yeserías muy planas y cúpula subre el crucero. Las capillas laterales se diponen entre los contrafuertes. Tanto su interior como el exterior han sido lamentablemente alterados, haciendo desaparecer la modestia y severida constructiva carmelitana.
En su interior atesora uno de los mejores conjuntos escultóricos de Valladolid por la calidad de las piezas conservadas. El retablo de San Juan de la Cruz albergó hasta la Desamortización el relieve del Bautismo de Cristo, también de Fernández, conservado ahora en el Museo Nacional. En el retablo mayor, procedente de Mayorga de Campos y obra de hacia 1666 se venera la imagen de la Virgen del Carmen, copia realizada hacia 1650, de un original perdido de Fernández que goza de especial veneración del pueblo vallisoletano.
A la entrada de la capilla mayor pueden admirarse dos espléndidas figuras de San Rafael y San Miguel, obras madrileñas del primer tercio del siglo XVIII. El retablo de Sta. Teresa situado en el brazo sur del curcero conserva la talla de la Santa titular, de profunda expresión, obra de Gregorio Fernández. Del mismo escultur es el hermosísimo Crucifijo situado en este lado del crucero.
En la siguiente capilla la escultura de San José es obra madrileña realizada en 1740, juntamente con su retablo rococó y el frontero, para la capilla de San Joaquín, Santa Ana y la Virgen de la Mano. Esta capilla se abre en el lado norte del crucero y su traza tal vez fue obra del carmelita Fr. Pedro de la Visitación que vivió en este convento mientras trabajaba en la obra de la Universidad. Su diseño y yeserías guardan también relación con la sacristía del santuario segoviano de la Virgen de la Fuenciscla que también les pertenece. En su retablo se venerla la Inmaculada, que un día presidió el retablo mayor de la iglesia, realizada en 1634 por Gregorio Fernández, y se guarda en el camarín una pequeña escultura de Santa Ana considerada como de Juan de Juni.
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