Antiguo convento de franciscanas fundado a mediados del siglo XVI por doña Mariana Cortés, Don Rodrigo Calderón adquirió en 1958 su patronato, traspasándolo inmdiatamente a la orden dominica. El Marqués de Siete Iglesias cedió parte de su palacio para la construcción de la iglesia y demás dependencias conventuales. El autor de la traza de la iglesia debió ser Francisco de Mora y la construcción estaba rematada en 1614. Su fachada, que ha sido restaurada muy acertadamente, al igual que la del convento, presenta un esquema compositivo repetido en otros ejemplos de la ciudad. Aprovechando la alternancia de materiales, ladrillo y piedra, se consigue una severa policromía que armoniza admirablemente con el sencillo diseño de la portada sobre la que figura una pequeña escultura de la Inmaculad y dos escudos de Don Rodrigo.
El interior de una sola nave, con boveda de cañón con lunetos, cubre su crucero con cúpula que al igual que el resto del templo se encuentra decorada con pinturas que subrayando la líneas constructivas tratan de disimular con dorados y verdes la sequedad desornamentada de la fábrica. Esta decoración ilusionista fue contratada en 1613 por los pintores Diego Valentín y Gaspar de Angulo que siguieron diseños del arquitecto Diego de Praves.
Si la arquitectura no se efectuó con ricos materiales, en la ejecución de sus retablos el gusto y la decoración se acompasó con la italiana contemporánea. Su retablo mayor, enteramente realizado en mármoles de colores presenta un equema que pese a la documentada intervención de San Juan de Muniátegui hay que suponerlo de inspiración italiana. Como italianos son los lienzos de pintura y las esculturas que lo decoran. Los primeros fueron encargados al romano Orazio Borgianni, seguidor de Caravaggio y las esculturas, santos dominicos y un relieve del Calvario, fueron realizadas por un artista genovés. Además del lienzo principal son también de Borgianni los que representan la Visitación y la Inmaculada colocados en el banco del retablo.
Los retablos del curcero se organizan a base de marcos de mármol verde que contienen lienzos igualmente de Borgianni, alusivos los del brazo del evangelio a San Francisco rescatando un alma del Purgatorio y la Circuncisión, mientras que ens u retablo parejo figuran la Presentación de la Virgen y Sto. Domingo recibiendo el rosario. También en los brazos del crucero y alojadas en nichos cuyas embocaduras y fondos han sido pintados simulando arquitecturas y mármoles, motivada tal vez esta pobreza por la violenta desaparición del patrono, se disponen, arrodillados y en actitud orante, los bultos funerarios de don Rodrigo Calderón y su mujer, doña Inés de Vargas, en la epístola y el capitán don Francisco Calderón y doña María de Aranda y Sandelín, padres del valido de Felipe III. Indudablemente son de las mejores esculturas funerarias conservadas en Valladolid y fueron igualmente trabajadas por un artista genovés. En la sacristía se guarda una pintura del siglo XVII representando a Sto. Domingo en Soriano, pintada por el flamenco Peter van Avon.
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