Fundado en la primera década del siglo XVII por los Duques de Alba, las trazas fueron encomendadas a Francisco de Mora, cuyo proyecto, por desgracia, no se llevó a cabo. En su interior se conserva una copia del St. Sudario turinés, regalo de los patronos al convento.
El baldaquino del presbiterio aloja una buena escultura de la Asunción muy próxima a Pedro de Sierra. En la clausura se guardan dos cabezas de San Juan y San Pablo fechadas en 1778 por el escultor Felipe Espinabete y en un locutorio, una pintada de la Asunción, obra de Diego Díez Ferreras y un Arcángel, de Diego Valentín Días, ambos pintores vallisoletanos del siglo XVII.
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