Hay alteraciones del gusto que tienen una causa claramente identificable y desaparecen espontáneamente, como las asociadas a una quemadura superficial en la lengua o a la alteración transitoria del olfato que se produce durante un simple resfriado. En el resto de los casos, debe de consultarse al médico.
No existen medidas específicas que puedan adoptarse ante las alteraciones del gusto, más allá de tratar la causa si ello es posible. Pero sí pueden tomarse algunas medidas generales para no dañar los receptores gustativos: evitar las comidas o bebidas muy calientes, no fumar y mantener una correcta higiene bucodental, que debe alcanzar la parte superior de la lengua.
El consumo de tabaco deteriora los receptores gustativos, con la consiguiente alteración del sentido del gusto.
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