Probablemente, la incidencia ocular más habitual sea la introducción de un cuerpo extraño en el ojo. En la mayoría de los casos, el parpadeo y el propio lagrimeo secundario es suficiente para arrastrar el cuerpo extraño y hacerlo salir del ojo sin mayores consecuencias. En otras ocasiones, sin embargo, puede llegar a ocasionar una lesión ocular.
Cuando hay lesión, los síntomas más frecuentes son la sensación de roce (que a veces es simplemente una impresión subjetiva que queda aunque ya no haya ninguna partícula dentro), el dolor, que puede ser muy intenso, el enrojecimiento ocular y el lagrimeo abundante.
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