Además de los síntomas específicos asociados a los años de la premenopausia, la disminución del nivel de estrógenos (y, por consiguiente, de su efecto protector) tiene varias implicaciones a largo plazo para la salud. Destacan especialmente el aumento del riesgo cardiovascular y la incidencia de osteoporosis.
El riesgo de presentar problemas cardiovasculares, como arteriosclerosis periférica, enfermedad coronaria o infarto de miocardio, es menor en las mujeres antes de la menopausia. A partir de ésta, el riesgo aumenta hasta igualar al de los hombres alrededor de los 70 años de edad.
La osteoporosis, que consiste en la disminución de la densidad del tejido óseo, se acelera a partir de la menopausia. Los huesos se vuelven más frágiles y aumenta considerablemente el riesgo de fracturas.
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