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lunes, 4 de febrero de 2013

Defecto en la visión lejana. Sus causas.

La miopía se debe a una desproporción entre la capacidad de refracción del ojo y la longitud del eje del globo ocular, que es demasiado largo, lo que hace que únicamente los objetos que se encuentran situados muy cerca se sigan proyectando exactamente en la retina y, por tanto, se vean con nitidez. Se trata de un trastorno muy frecuente, que afecta aproximadamente a un 20% de la población.

Al hablar de miopía, normalmente se hace referencia a la miopía común, que suele aparecer en la edad escolar. Inicialmente, la evolución puede ser rápida, de forma que la graduación de las gafas puede cambiar cada pocos meses. Sin embargo, al final de la etapa de crecimiento (hacia los 20 años) se estabiliza y, salvo en los casos más severos, deja de progresar.

Existe otro tipo de miopía, afortunadamente mucho menos frecuente, causada por la inflamación de la pared ocular. Puede llegar hasta 25 dioptrías, o incluso más. Se conoce como miopía magna y asocia signos de degeneración de la retina, pudiendo progresar hasta la ceguera.

El astigmatismo es otro defecto de refracción, distinto a la miopía, que consiste en una deformación de los elementos anteriores a la retina (normalmente, la córnea), lo que impide que los rayos de luz converjan en un mismo punto, de forma que el resultado es una imagen borrosa. En este caso, sin embargo, es necesaria la corrección tanto para la visión lejana como para la cercana.

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