El estudio revela que hay casi 800.000 personas con discapacidad que son capaces de trabajar en Canadá y casi la mitad de ellas tienen educación post-secundaria.
Muchas compañías que luchan por encontrar a empleados cualificados están ignorando el grupo de los trabajadores con discapacidad, según ha demostrado un grupo de investigadores contratados por el gobierno.
El grupo encontró que hay casi 800.000 personas con discapacidad que son capaces de trabajar en Canadá y casi la mitad de ellos tienen educación post-secundaria.
Informes previos demuestran que incluso las personas con discapacidad que tienen empleo están a menudo dramáticamente subempleados.
"Canadá se enfrenta a la escasez de habilidades y mano de obra en muchos sectores, y encontrar maneras de conseguir trabajo para todos los canadienses es clave para cumplir con este desafío", dijo la ministra de Recursos Humanos, Diane Finley, en un comunicado que ella y el ministro de Finanzas Jim Flaherty hicieron público este miercoles.
El estudio estuvo auspiciado por el gobierno federal el pasado verano. Los investigadores tenían órdenes de encontrar la mejor manera de adaptarse al trabajo de las personas con discapacidad.
El informe revela que cuando las empresas contratan a personas con discapacidad no se cuenta con instalaciones especiales en el 57 por ciento de los casos.
Cuando los acuerdos especiales son necesarios, el costo promedio para la empresa es de sólo $500.
"Hay un gran número de casos en que las empresas han contratado a gente con discapacidad sólo para beneficiarse de las ayudas del gobierno", dijo Kenneth Fredeen, consejero general de Deloitte and Touche y presidente del panel de investigadores.
El grupo habló con 70 empresarios y recibió 130 presentaciones en línea.
Los miembros del panel encontraron que existe una amplia disposición a contratar trabajadores con discapacidad, pero no así para tomar las medidas necesarias para que estos empleados se integren.
"En estos casos las acciones de los líderes son imprescindibles", dijo el informe.
La mayoría de las empresas contactadas tenían políticas y prácticas para dar cabida a los empleados con discapacidad, pero no hacía un buen uso de éstas, agregó el informe.
En muchos casos las discapacidades de salud mental se convierten en un problema porque los empleados tienen que admitir a la empresa dichas discapacidades con el fin de conseguir un alojamiento especial.
"Muchos son reacios a hacerlo si la discapacidad está oculta y/o estigmatizada", dice el informe. "Varias compañías comentaron que los colegas pueden ser menos coprensivos con los problemas de salud mental que con otras discapacidades más visibles".
En 2006, alrededor del 14,3 por ciento de la población, es decir 4,4 millones, informaron de algún tipo de discapacidad.
Entre la población en edad de trabajar, un ocho por ciento de las personas entre 25 y 44 años presentaban algún tipo de discapacidad, mientras que el 18,3 por ciento de las personas entre los 45 y los 64 años afirmaron haber sido inhabilitados por sus enfermedades mentales.
La tasa de actividad entre las personas con discapacidad es baja, con 59,6 por ciento de la fuerza laboral activa. Eso es mucho más bajo que entre las personas sin discapacidad, donde 80,2 por ciento de los adultos en edad de trabajar están en la fuerza laboral.
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