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martes, 1 de abril de 2014

Terapia Cognitiva-Conductual

El tratamiento no es más que un enfrentamiento cara a cara con el problema y consta de 3 pasos básicamente. Aquí se reeduca al paciente con teoría y conocimientos sobre el tema central, se hacen exposiciones interoceptivas (in vitro) y exposiciones reales (in vivo). En pocas palabras, hacer esta terapia cognitiva es como jugar a ser científico, se observa la realidad, se recopilan datos de lo que se conoce, se analiza, se crea una hipótesis se experimenta y por último se obtiene una ley.

Esto quiere decir que la terapia consta de un análisis completo estudiando el origen de la ansiedad, cómo surge, para qué sirve, cuáles son sus componentes, cómo se manifiesta y en qué nos beneficia. Comprendiendo cómo la ansiedad funciona y cómo ahora está afectando la vida del paciente, éste deduce la razón del por qué su cuerpo reacciona de esa manera, y del por qué la mente le protege del supuesto peligro.

Esto quiere decir que la terapia consta de un análisis completo estudiando el origen de la ansiedad, cómo surge, para qué sirve, cuáles son sus componentes, cómo se manifiesta y en qué nos beneficia. Comprendiendo como la ansiedad funciona y cómo ahora está afectando la vida del paciente, este deduce la razón del por qué su cuerpo reacciona de esa manera, y del por qué la mente le protege del supuesto peligro.


Con bases fijas de cómo surge la ansiedad, pero sobre todo el pánico; comienza la exposición interoceptiva (in vitro), esto es provocándose voluntariamente situaciones que le generen ansiedad o pánico.

El objetivo de la exposición "in vitro", es que el paciente experimente estímulos que desaten su ansiedad o pánico en situaciones donde "supuestamente está a salvo"; para lograr a comprender que sus pensamientos automáticos son falsos, que no vendrá una catástrofe como creía desde un principio, que no sucederá alguna tragedia, y que podrá enfrentar una situación real que implique reto o un comportamiento distinto. También aquí se enseña al paciente a eliminar tensión de su cuerpo, con ligeros ejercicios de respiración y relajación (comúnmente).

Cuando el paciente está convencido de que puede al sentirse apto y seguro de sí mismo para enfrentar la realidad, comienza la exposición "in vivo", es decir, se enfrenta cara a cara a su temor, afrontando sus pensamientos y sus sensaciones en la situación temida, y comprobando aún más que no hay peligro inminente que ponga en riesgo su vida, que no vendrá la catástrofe que su mente había creado.

Es importante que permanezca en tal situación tanto tiempo como el paciente lo necesite y lo soporte, para que poco a poco desaparezca el malestar y compruebe que las sensaciones son totalmente inocuas e innecesarias; y sí se insiste más, llegará un momento en que la situación no generará ningún tipo de ansiedad, y la terapia habrá funcionado.

Los primeros ensayos, pero sobre todo las exposiciones "in vivo" serán largas y duras. No se debe obligar al paciente a hacerlo por la fuerza o bajo amenaza. Si se desea ayudar, es mejor estimularlo con ideas positivas, haciéndole ver cuáles serán sus logros y beneficios obtenidos cuando finalice su exposición "in vivo". Por eso es importante que el paciente lo haga voluntariamente; de esta manera sentirá mayor satisfacción, alivio, desahogo y confianza, pero sobre todo capaz de hacerlo por sí mismo al sentirse una persona sana.

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