La enfermedad de Parkinson es un proceso degenerativo progresivo del sistema nervioso central, caracterizado por enlentecimiento de los movimientos, rigidez y temblor. Estos síntomas se deben a la disminución de la dopamina, una sustancia que actúa como neurotransmisor en puntos concretos del cerebro, aunque su causa es todavía desconocida. En la mayoría de los casos se presenta entre los 55 y los 75 años, pero puede declararse antes o después. Actualmente, puede haber entre 80.000 y 100.000 personas afectadas en España.
Los sintomas principales de la enfermedad son la disminución generalizada en la velocidad, la amplitud de los movimientos y la rigidez muscular, lo que se concreta en una movilidad más lenta y pobre de lo habitual. Conforme pasa el tiempo, actos sencillos como ponerse una chaqueta, abrocharse un botón, afeitarse o hacer un nudo se vuelven lentos, pesados y dificultosos. El andar se hace más lento progresivamente, con pasos cortos y pérdida del balanceo normal de los brazos. Cuesta iniciar y detener la marcha, como si el enfermo se dejara llevar por la incercia. La postura se encorva y la expresividad facial disminuye.
Pero quizá el síntoma más conocido de la enfermedad sea el temblor, aunque no es por lo general el síntoma más limitante: se aprecia sobre todo en brazo y pierna, y puee limitarse a un solo lado del cuerpo o ser bilateral. Es mucho más evidente cuando la extremidad está en reposo, disminuyendo o desapareciendo con el movimiento.
Con el paso de los años, la enfermedad se va acentuando progresivamente, añadiéndose otros rasgos: pronunciación cada vez más dfícil de entender, escritura deformada, salivación abundante con tendencia al babeo, sudoración excesiva, problemas de deglución, probelmas digestivos por pereza del tránsito intestinal, etc. Los síntomas motores se agudizan, pudiendo variar mucho en algunos casos, pero ya en fases avanzadas de la enfermedad, alteración de las capacidades intelectuales.
La enfermedad de Parkinson se trata con diversos medicamentos que sustituyen la acción de la dopamina en el cerebro. El tratamiento no es curativo, pero sirve para minimizar los síntomas durant los primeros años de la enfermedad, aunque, con el paso del tiempo, su eficacia disminuye y aumentan los efectos secundarios. Aspectos fundamentales del tratamiento deben ser también la fisioterapia y la terapia ocupacional, para luchar contra el agarrotamiento muscular y reeducar a los enfermos de manera que, conforme avanza la enfermedad, se puedan desenvolver en su entorno con la mayor autonomía posible. A este respecto, es importante acondicionar la casa a las necesidades de cada enfermo.
Sólo en algunos casos especiales puede practicarse una intervención quirúrigica sobre el cerebro para reducir los síntomas de la enfermedad, bien desactivando algunas áreas del cerebro, bien estimulándolas mediante dispositivos eléctricos.
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