De forma general, cuando una persona presenta un mareo, especialmente si se trata de una sensación de desvanecimiento, es conveniente tumbarla en el rincón más fresco o aireado posible con las piernas elevadas por encima de la cabeza para evitar el síncope o sus consecuencias en caso de caída. Procure que no se aglomere gente alrededor y, si el mareo es de carácter vertiginoso, lo mejor es recostarse y permanecer en reposo en un lugar lo más tranquilo posible. La adopción de otras medidas dependerá de cada caso en particular, por ejemplo, si se sospecha una hipoglucemia, debe suministrarse una bebida azucarada.
En muchas ocasiones el mareo es un síntoma exclusivamente subjetivo, es decir, sólo es percibido por la persona que lo sufre y no se tectan signos externos, especialmente si cuando se consulta al médico la sensación de mareo ya ha cedido. De ahí la especial importancia de contarle bien al médico las características precisas del mareo, cómo comienza, su desarrollo, si se acompaña de otros síntomas, los factores agravantes, etc. Decirle al médico que tiene mareos puede ser el principio de la consulta, pero no basta para llegar a un diagnóstico.
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