Entre las causas que originan una pérdida de memoria más o menos repentina está la amnesia postraumática, que aparece en relación con un traumatismo craneal, en la cual el sujeto no suele recordar los momentos anterior y posterior al golpe.
Otra causa de amnesia aguda es la encefalopatía de Wernicke, que se relaciona con el déficit de una vitamina (la tiamina o vitamina B1) y que se presenta en personas mal alimentadas y en alcohólicos. Suele acompañarse de otros síntomas neurológicos, como problemas de coordinación y somnolencia o estupor. Debe de tratarse de forma urgente mediante administración de tiamina y medidas de soporte. Muchas de las personas que la sufren desarrollan como secuela un síndrome de Korsakoff, caracterizado por pérdida de memoria, sobre todo a corto plazo, de grado y evolución muy variable.
La amnesia global transitoria es un cuadro relativamente frecuente, de causa desconocida, que aparece de forma brusca, durante el cual la persona es incapaz de recordar hechos recientes y de fijar nuevos recuerdos. Suele durar varias horas y, una vez recuperada, la persona no sufre secuela de ningún tipo.
Otro tipo de amnesia agua, por último, es la amnesia de causa psicógena.
Por lo que se refiere a las pérdidas de memoria progresivas, la más significativas son las que se asocian al desarrollo de una demencia. La demencia es el deterioro de las funciones intelectuales hasta un grado tal que interfiere la capacidad del individuo para la realización de las actividades comunes de la vida diaria. La más frecuente y conocida es la enfermedad de Alzheimer. Otra causa frecuente es la demencia vasular, en la que el deterioro de la función cerebral está en relación directa con la pérdida de neuronas producida por un accidente cerebrovascular importante o la suma de muchas pequeñas áreas de isquemia (suele ocurrir en personas que presentan factores de riesgo vascular, como arteriosclerosis o hipertensión arterial de larga evolución). A más distancia se sitúan ya otros procesos degenerativos.
Mención especial merecen algunas demencias secundarias a procesos tratables, como el hipotiroidismo, la deficiencia de vitamina B12, la sífilis o ciertos tipos de hidrocefalia. Este tipo de demencias son poco frecuentes, pero siempre deben ser descartadas puesto que existe posibilidad de tratamiento.
Por otra parte, si una situación de estrés se mantiene de forma crónica, además de afectar a la capacidad de concentración, y por tanto de retención de información, puede contribuir además al desarrollo de ansiedad y depresión, que también afectan al funcionamiento de la memoria.
De hecho, en muchas personas mayores, la depresión se manifiesta básicamente como una disminución de la atención sobre los estímulos del entorno y una incapacidad para retener los acontecimientos, lo que puede llevar incluso a un diagnóstico erróneo de demencia. En estos casos puede ser necesario probar si, a medio plazo, un tratamiento antidepresivo produce mejoría o no, ya que no siempre es sencillo disntinguir ambas situaciones.
Atencion. Muchas personas que presentan ligera pérdidas de memoria viven con angustia la posibilidad de desarrollar una enfermedad de Alzheimer y conceden una importancia desmedida a lo que son olvidos sin importancia. Es necesario, por tanto, darles seguridad a las personas mayores que presentan pequeñas disfunciones de la memoria a corto plazo, que como ya dijimos forman parte del proceso normal del envejecimiento. Sólo hay que inquietarse cuando estas disfunciones empiezan a provocar dificultades en la vida cotidiana.
¿Què decìa?
ResponderEliminarQue tienes que leer http://blogdejocassan.blogspot.com.es/2012/08/perdida-de-memoria-que-se-puede-hacer.html para intentar mejorar esa pérdida de memoria que tienes.
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