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miércoles, 22 de agosto de 2012

Valladolid. Conventos y monasterios. Agustinos filipinos.

El convento de Agustinos Filipinos fue creado por Felipe V en 1743 como Colegio Seminario para la formacion de misioneros que ejercieran más tarde su apostolado en las Islas Filipinas. El edificio es el conjunto neoclásico más importante conservado en Valladolid y sus planos son debidos al arquitecto Ventura Rodriguez que los delineó en 1759. Su proceso de construcción fue muy lento y dado lo amibicioso del proyecto las obras no se concluyeron hasta muy entrado el siglo XIX. El conjunto está centradpo por la iglesias, de tipo central, cubierta con cúpula y capillas elípticas a su alrededor. El coro de la comunidad se dispine detrás del altar mayor del templo. Al concluirse las obras tan tardíamente el interior se revistió con pinturas imitando mármoles de colores, que desvirtúan la severa idea del arquitecto. A espaldas del tempo se levantó un elegante y espacioso claustro, de dos órdenes, con arquerías de medio punto sobre pilares, en torno al cual se organizan las distintas dependencias conventuales.

Su escalaera, monumental, está presidida por una escultura de San Ambrosio original de Pedro de Bahamonde y en diversas habitaciones se conservan pinturas de diferentes estilos: una Adoración de los Reyes es original de Gregorio Martínez; Andrés Amaya pintó una Anunciación; la Conquista de Filipinas es obra de Surgana (1893), y una colección de retratos de algustinos ilustres.

En la planta baja de su claustro se ha instalado el Museo de Arte Oriental. Fue inaugurado en 1980 y sus fondos son el resultado del intercambio cultural realizado por los misioneros agustinos durante cuatro siglos. Es sin duda el más importante de los museos de carácteor oriental existentes en España y sus colecciones son dignamente equiparables a otras europeas. Nueve de sus salas se dedical al arte y cultura chica y las cuatro restantes al mundo filipino, pudiendo ser ampliadas deibido a la riqueda de sus fondos.


Destaca por su importancia la rica colección de bronces chinos, muchos de la época áurea (1600-249 a.C.) constituida por armas, como los excelentes ejemplares de hachas-puñal (ko); espejos del Universo, de carácter simbólico y finalidad astronómica; vasos rituales, destinados a ser empleados en los cultos a los antepasados; o imágenes de inspiración taoísta como la campana de los Inmortales, o budistas como las figuras de Buda.

Son también importantes las tallas en madera, especialmente las vinculadas al taoísmo, como el Dios de la Longevidad o los Ocho Inmortales con sus respectivos símbolos y atributos y otras muchas pertenecientes al extenso Panteón de su mundo mágicoy espiritual: los buenos espíritus, los demonios, etc. En cambio, las denominadas Tablas del Alma son las representaciones más características del confucianismo y son producto del culto y reverencia por las relaciones familiares.

Se exponen también cuarenta y cinco obras de laca, algunas decoradas con polvo de oro y otras incrustaciones, cuya cronología abarca desde el siglo XIV al actual. Se conservan piezas pintadas como los cofres, cerámicas e incluso abanicos decorados con paisajes o pájaros y otras esculturas como la figura del obeso sonriente Ho Shang, discípulo de Buda.

En jade, la piedra mágica y venerada por sus cinco virtudes, se exhiben piezas cuya dtación se sitúa entre el siglo XVII y comienzos del XX, en las que se tallaron objetos decorativos, rituales e incluso amuletos, como las llamadas "manos de Buda". También pueden admirarse obras trabajadas en esteatita.

Más de cien piezas expuestas testifican la tradición y calidad insuperable de la porcelana china. En el Museo se conservan desde ejemplares considerados como representación de las primeras muestras de cerámica vidriada realizadas en el siglo III a. C., hasta las impresionantes y delicadas cerámicas de las dinastías Sung (960-1270), Ming (1364-1644) y T´sing (1644-1912), mostrándose todas las denominadas "familias" resueltas con los colores más exquisitos, cuya valoración se refuerza con el increíble buen gusto y sobriedad de las formas que comprenden figuras, platos, jarrones y un sinfín de objetos. Los blancos de Cina, los azules cobalto, los verdes, negros, rosas y una variedad de tonos intermedios de la más rara belleza están representados decorando los temas más delicados, los paisajes más encantadores, los sentimientos más poéticos.

Muy interesante por su valor didáctico es la extensa colección numismática que atesora el Museo y a través de la que puede seguirse el desarrollo histórico de aquel lejano país. Monedas con forma de azada o de cuchillo precedieron a los primeros ejemplares redondos con agujero central que comenzaron a circular en el siglo III a.C., pudiéndose recordar que fue Cina el primer país en utilizar el dinero de papel.

También esta representada una de las principales creaciones artísticas chinas: las sedad, con cuyo material se confeccionaron los llamados vestidos de dragones, propios de altas dignidades y cuya decoración tiene un complicado valor simbólico, o el vestido de clavos, uniforme cortesano de un general manchú del siglo XVIII, o las grandes colgaduras de vivo colorido y reica ornamentación bordada en seda y plata.

Uno de los terosos que ofrece el Museo lo forma su rica colección de pinturas que comprende ejemplares realizados entre la dinastía Tang (618-907) y la Ts'ing. Sobre papel o seda, los temas más frecuentes son los de montañas y agua, pájaros y flores, bambúes, etc., resueltos por el pintor con una profunda espiritualidad al buscar siempre el sentido de los transcendente y no limitarse exclusivamente en narrar lo superficial, intentando alcanzar la plena armonía entre el color, la forma, el contenido y lo insinuado.

En las cuatros salas dedicadas a Filipinas se distribuyen interesantes colecciones: arte primitivo de las distintas islas, de un gra valor etnológico, como las esculturas de "anitos" (almas difuntas), escudos y lanzas de muy diversas formas y otras armas; una rica colección de escultura de marfil, de carácter religioso con representaciones de Cristo, la Virgen, el Niño Jesús y Santos, obras en su mayor parte del siglo XVIII, efectuadas por chinos residentes en Filipinas; ornamentos bordados en seda y plata con motivos florales o heráldicos; entre la orfebrería, la excepciona escultura del Santo Niño de Cebú, en plata y oro; utensilios domésticos, instrumentos musicales y recuerdos de los denominados "últimos de Filipinas".

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