Sólo se conserva la torre del primitivo templo de San Martín del que se tienen noticas desde mediados del siglo XII. Su estructura datará de los primeros años del siglo XIII, habiéndose tomado como patrón la de la Iglesia de Ntra. Sra. de la Antigua y como ésta se remataba con tejado en forma piramidal. La sobriedad de su decoración y los arquillos apuntados de sus vanos son notas que anuncial el arte gótico. La iglesia actual se concluyó en 1621, con materiales humildes, siguiéndose el proyecto de Diego de Praves, que ideó un templo de unica nave, cubierto con bóveda de cañón y cúpula rebajada sobre el crucero y capillas entre contrafuertes. Sobre su portada se colocó en 1721 un altorrelieve con el santo titular, tallado por Antonio Tomé. En 1965 la iglesia sufrió el hundimiento de su cúpula y parte de la bóvedade su nave, resolviéndose su cubrición mediante un cielo raso.
La primera capilla de la izquierda, con funcion bautismal, se cierra con reja del siglo XVII y en su pila fue bautizado el poeta José Zorrilla; la siguiente, cubierta por monumental reja barroca, fue patronato de don Gaspar Vallejo; es la más espaciosa del templo y se remata con cúpula barroca decorada con yeserías, representando el Apostolado. Su retablo procede del desaparecido convento de San Francisco y se compone de un lienzo de la Imposición de la casulla a Sal Ildefonso, original de Diego Valentín Díaz, y un espléndio grupo de la Piedad, realizado por Gregorio Fernández. La última capilla, actualmente dedicada a San Juan de Sahagún fue edificada por don Alfonso Fresno de Galdo, obispo que fue de Honduras, y la consagró a Sal Ildefonso. Su retablo actual, así como la escultura titular, son obras neoclásicas y proceden de la capilla anterior. El grupo del Sto. Angel de la Guarda es obra de Juan de Avila y es una versión reducida de otro similar existente en la parroquia de Santiago.
El retablo mayor fue ensamblado en 1672 por Pedro de Cea y el escultor Juan Antonio de la Peña talló el altorrelieve de San Martín partiendo la capa al pobre. En la hornacina central figura una escultura de San Benito, procedente de la extinguida parroquia de San Benito el Viejo. En las restantes capillas se pueden señalar una buena talla de San Antonio de Padua del Siglo XVIII, y un dramático Crucifijo del siglo XVI.
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