La primitiva iglesia desapareció en el siglo XIX, albergándose la parroquia hasta 1924 en el antiguo convento de Belén. En 1930 se inició el templo actual destinando para su construcción la suscripción popular que se efectuó para celebrar el veinticinco aniversario de la consagración episcopal del Dr. Gandásegui por entonces arzobispo de la diócesis. Se concluyó tres años más tarde, siendo su proyecto obra del arquitecto Manuel Cuadrillero.
En su crucero se conservan dos retablos del siglo XVIII procedentes del monasterio bernardo de Belén y en las paredes de la nave cuelgan ocho pinturas con historias de la vida de San Juan Bautista, que se trajeron de la sala de juntas de la extinguida penitencial de la Pasión, para donde fueron pintados en 1675 por los vallisoletanos Diego Díez Ferreras -Anuncio de ángel a Zacarías y San Juan niño-, Agustín Bara -Nacimiento de San Juan, Predicación de San Juan y San Juan en prisión- y Amaro Alonso -Degollación del Bautista y Salomé con la cabeza de San Juan-. El altorrelieve del Bautismo de Cristo, situado en el presbiterio, es obra del siglo XVIII y copia del original de Gregorio Fernández.
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