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miércoles, 19 de septiembre de 2012

Valladolid. Edificios religiosos. Iglesias. Santiago.

Desde el siglo XII se justifica su existencia pero la iglesia actual se construyó a partir de 1490, gracias a la generosidad del banquero don Luis de la Serna que encargó la obra al maestro Juan de Arandia que dio concluida la capilla mayor en 1500. Unos años más tarde el mismo Arandia levantó la esbelta torre que se vería rematada por chapitel empizarrado en el siglo XVII. El arquitecto Francisco de Praves diseño en 1615 la bóveda actual, conservándose la cubrición de crucería estrellada primitiva en la cabecera. El edificio, de una sola nave con capillas entre sus contrafuertes, es de grandes dimensiones y fue construido casi enteramente en piedra.

Entre las obras que guardan las capillas del evangelio destacan una Virgen de las Candelas, obra del escultor Manuel Alvarez; el Cristo llamado de las Siete Palabras, de grandiosa musculatura y efectuado en el círculo de P. Leoni; una reja de la segunda mitad del mismo siglo, y en la última capilla, además de un Crucifijo berruguetesco, una escultura yacente de una dama, obra de Alejo de Vahía. El colateral se preside por el grupo de Santa Ana con la Virgen y el Niño, original de Francisco de Rincón, que lo talló en 1597.

En los nichos seprulcralesdel previsterio se disponen tres yacentes de Alejo de Vahía y las figuras, también yacentes, de don Luis de la Serna y de su esposa, doña Blanca López de Calatayud, obras ya renacentistas. El formidable retablo mayor, salomónico, es obra del ensamblador Alonso Manzano, que le hacía en 1700, siendo encargadas las esculturas a Juan de Avila. En las capillas del lado de la epístola puede destacarse un cuadro del Extasis de San Pablo original de Diego Valentín Díaz, una Inmaculada del pintor cartujo Juan Sánchez Cotán y un altorrelieve de San Jerónimo penitente de Francisco Rincón. Pero indudablemente la pieza cumbre del templo se guarda en la capilla de los Reyes cuyo retablo encargó el banquero Diego de la Haya en 1537 al escultor Alonso Berruguete, constituyendo el relieve central de la Adoración de los Reyes Magos, una de las mejores obras del escultor renacentista.

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