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miércoles, 27 de junio de 2012

Convulsiones. Sus causas.

Una crisis convulsiva puede ser desencadenada por cualquier proceso que conlleve un sufrimiento cerebral. Así, puede producirse como consecuencia de una hipoglucemia severa, de alteraciones del equilibrio hidroelectrolítico (el equilibrio entre el agua y los iones de nuestro cuerpo, como el sodio o el potasio) o de cualquier otro trastorno metabólico grave, como la insuficiencia renal o la insuficiencia hepática. Son frecuentes las crisis convulsivas en relación con la deprivación aolcohólica (respuesta del cerebro del alcohólico a la falta de sus dosis de alcohol). También puede ser consecuencia del consumo de otras drogas de abuso, bien por efecto directo de la sustancia o, a la inversa, por su abstinencia en personas adictas. Otras causas de convulsiones son: el uso de determinados fármacos (como las benzodiacepinas), las intoxicaciones medicamentosas y la eclampsia (grave trastorno asociado al embarazo, caracterizado por hipertensión arterial y convulsiones).

Cuando la crisis convulsiva no supone la respuesta de un cerebro normal a una situación anómala, sino que tiene su origen en una disfunción de las propias neuronas del cerebro y se repite dos o más veces, se habla de epilepsia.

Una causa muy específica de convulsiones en los niños pequeños, especialmente entre 6 meses y 5 años de edad, son las convulsiones febriles infantiles, desencadenadas por un acceso de fiebre sin que exista afectación neurológica alguna. Son episodios convulsivos generalizados de corta duración, asociados a una dimisnución del nivel de conciencia y, a pesar de resultar muy angustiosas para los padres, los niños que las sufren no presentan ninguna anormalidad neurológica fuera de las crisis.

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