La gravedad y evolución de la depresión son muy variables. Aunque puede suceder que una depresión leve mejore de forma espontánea gracias al apoyo moral y la compresión de los que rodean al enfermo, en muchos casos es necesario recurrir al uso de medicación, siempre bajo control médico, y a un adecuado tratamiento psicoterapéutico. En ocasiones, la depresión llega a ser muy grave y entrañar ideas suicidas que pueden inducir al enfermo a quitarse la vida, en cuyo caso podría ser necesaria la hospitalización. La mayoría de las depresiones se sitúan, en términos de gravedad y evolución, entre estos dos extremos. La evolución suele ser generalmente favorable, pero tras la remisión de un episodio depresivo siempre existe el riesgo de que la depresión reaparezca en el futuro.
Por lo que se refiere al tratamiento farmacológico, existen diversas familias de medicamentos antidepresivos, que en última instancia actúan aumentando la cantidad de monoaminas en puntos concretos del cerebro a través de diferentes mecanismos. En cuanto al tratamiento psicoterapéutico, en muchos casos debe esperarse a que el paciente deprimido comience a mejorar con el tratamiento farmacológico, pues antes no será receptivo al mismo.
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