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viernes, 13 de julio de 2012

Franz Kafka. Obra. Interpretación de su obra.

La mayoría de los escritores y críticos del siglo XX han hecho referencias a su figura. Ha habido multitud de estudiosos que han intentado (e intentan) encontrarle sentido a la obra de Kafka, interpretándola en función de distintas escuelas de crítica literaria, como por ejemplo la modernista, la realista mágina, etc. La desesperación y el absurdo de que su obra parece estar impregnada se consideran emblemáticos del existencialismo. Aparte, algunos han intentado hallar la influencia marxista en la satirización de la burocracia, en obras tales como "En la colonia penitenciaria", "El proceso" y "El castillo", mientras que otros apuntan al anarquismo como el fundamento de inspiración para el individualismo antiburocrático de Kafka (tomando en cuenta su breve militancia en una organización de este tipo y su apoyo a algunas campañas promovidas por los anarquistas checos). Sin embargo, una parte importante de la crítica ha interpretado su obra bajo el prisma del Judaísmo; también se ha intentado darle una interpretación a través del Freudismo (debido a sus conflictos familiares); o como alegorías de una búsqueda metafísica de Dios, según propuso Thomas Mann.

Más modernamente, Walter Benjamin habló de su tensión entre la tradición mística y la modernidad metropolitana. Hay quien considera, con todo, que bajo los renglones de Kafka no se encuentra ningún sentido oculto, que sólo son historias y cuentos. Pues el mundo que desea Kafka no es nada oculto, es un mundo de los hombres, construido por ellos mismos (Arendt). Y, en definitiva, nunca se enciende en Kafka el aura de lo infinito: cada frase vale literalmente lo que se dice en ella (Adorno). Más aún, Barthes, de acuerdo con la crítica y traductora kafkiana Marthe Robert, defiende ante todo fijarse en su técnica "alusiva", técnica que apela a algo defectivo por fuerza, pues el sentido del mundo no es enunciable.

Se pone énfasis repetidamente en el tema de la alienación y de la manía persecutoria en Kafka; dicho énfasis se halla inspirado, en parte, en la contra-crítica de Gilles Deleuze y Féliz Gauttari, quienes mantenían que Kafka representa mucho más que el estereotipo de figura solitaria que escribe movida por la angustia, y que su trabajo era mucho más deliberado, subversivo y, aun así, "alegre" de lo que parecía ser. Los biógrafos han comentado que Kafka, como otros grandes escritores, tenía costumbre de leer capítulos del libro en el que estaba trabajando a sus amigos más íntimos, y que la situación llegaba a ser cómica y concluía en risas de todos.


Su obra es expresiva, como ninguna otra, de las ansiedades y la alienación del hombre del siglo XX. También viene a expresar las relaciones entre literatura y amenaza como señala Blanchot. Su importancia es tal que en varias lenguas se ha acuñado el adjetivo "kafkiano" para describir situaciones que recuerdan a las reflejadas por él. De modo análogo ha acontecido como "borgiano" acerca de la temática y el estilo de Jose Luis Borges, traductor y devoto de la obra del checo. Lo que ocurre, como señala Coetzee, es que siendo el menos piscológico de los escritores, Kafka tuvo un sentido penetrante de las obscenas interioridades del poder. Pero es cierto que puede entenderse de otro modo: Sebald describe la llegada de K. al Castillo como la elección del país de la muerte.

Ha sido también constante la eludicación de su obra a la luz de la biografía del propio Kafka, en el sentido en que en su vida se produjeron acontecimientos y circunstancias que pueden permitir proporcionar algunas orientaciones para entender de una manera adecuada su producción. En su caso, como si se tratase de la presentación de acontecimientos o situaciones de los que es protagonista le hombre Kafka y a los que el escritor Kafka ha proporcionado al mismo tiempo el carácter de la realidad literaria. Las relaciones del hombre Kafka con sus padres, sus hermanos, la actitud personal frente a la propia profesión (...) la insatisfacción que le invade, la realidad de la institución familiar la incapacidad y al mismo tiempo necesidad de una vida matrimonial, el desgarramiento profundo de una existencia sin satisfacciones, los miedos y temores ante la propia vida y todos sus componentes, el miedo a la soledad pero al mismo tiempo la necesidad de la misma, la inseguridad vital, el miedo al contacto sexual, el miedo al poder proceda de donde proceda, etc., son todos ellos componentes de la obra de Kafka que encuentran un cierto paralelismo en su vida.

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